MI EXPERIENCIA EN UNA MESA ELECTORAL
¡Bienvenidos lectores!
Probablemente este post os sorprenda tanto como a mí, pero aquí estamos después de varias peticiones en Twitter para que contara mi experiencia tras ser uno de los tres integrantes de las mesas electorales del día 10 de noviembre 2019. Intentaré no alargarme demasiado.
Por vuestra información, yo iba de suplente, pero resulta que el titular no se presentó y me tocó hacerme cargo de ello. Afortunadamente, las dos compañeras de mesa fueron muy simpáticas e hicieron que el día fuera entretenido. Aprovecho para decir que entiendo que haya gente que vaya con pocos ánimos, pero no por eso tienen que pagarlo con los compañeros de la mesa. Sobre todo, diálogo, comunicación, cordialidad y respeto. La colaboración entre todos hace más amena la espera final y hace que las tareas no sean tan pesadas.
La hora de organizarse es crucial, pero por suerte, nos entendimos a la perfección. El descanso fue lo que menos me gustó. Establecimos unos horarios que seguimos muy bien pero a mi parecer, fue poco tiempo comparándolo con la cantidad de horas que estuvimos ahí metidos sin parar ni un momento. Fui a casa, comí rápidamente y me volví.
Podría estar bien que se hicieran turnos para que no fuera tan pesado.
Lo que se hace durante el día viene a ser muy sencillo; recibir a la persona (ante todo, educación), pedirle el DNI y buscar su nombre en la enorme lista que se te ha entregado posteriormente, anotar la información correspondiente en otros papeles, indicarle que ya puede votar y despedirse. Parece algo sencillo, pero una vez que ves que empieza a haber mucha gente haciendo cola es estresante. Eso lo digo sabiendo que mi pueblo es bastante pequeño, no quiero ni imaginarme la de personas que deben haber en las ciudades. Los que están en las mesas, son los últimos en votar. No pueden votar hasta las 20h que es la hora que se cierran puertas.
Lo peor de todo, fue la hora de anotar los resultados. Mi mesa, recibió un total de 410 participantes. Teniendo en cuenta de que la lista contaba con 660, hubo 250 personas que no asistieron al acto. Mientras dos abríamos los sobres de las elecciones generales (blancos), el vocal recitaba en voz alta los resultados, mientras, cuatro personas más los iban anotando.
Se me hizo largo, pero cuando llegaron los sobres del senado (sepia) no había forma de saber a qué hora iba a largarme de ahí. Cada vez veía la hora de partir más lejos. Fue mucho más complicado que las anteriores, puesto que algunos de estos llevaban elecciones de varios partidos a la vez. Un caos total. Pensé que iban a estallarme las neuronas, no podía más. Por suerte, los apoderados y los interventores de distintos grupos, nos ayudaron muchísimo con todo el proceso de los votos y pudimos dejarlo todo hecho en tres horas. Creo que sin ellos hubiéramos terminado pasadas las dos de la madrugada. Gracias desde aquí a todo aquél que ayudó.
Hasta pronto.
Probablemente este post os sorprenda tanto como a mí, pero aquí estamos después de varias peticiones en Twitter para que contara mi experiencia tras ser uno de los tres integrantes de las mesas electorales del día 10 de noviembre 2019. Intentaré no alargarme demasiado.
Por vuestra información, yo iba de suplente, pero resulta que el titular no se presentó y me tocó hacerme cargo de ello. Afortunadamente, las dos compañeras de mesa fueron muy simpáticas e hicieron que el día fuera entretenido. Aprovecho para decir que entiendo que haya gente que vaya con pocos ánimos, pero no por eso tienen que pagarlo con los compañeros de la mesa. Sobre todo, diálogo, comunicación, cordialidad y respeto. La colaboración entre todos hace más amena la espera final y hace que las tareas no sean tan pesadas.
La hora de organizarse es crucial, pero por suerte, nos entendimos a la perfección. El descanso fue lo que menos me gustó. Establecimos unos horarios que seguimos muy bien pero a mi parecer, fue poco tiempo comparándolo con la cantidad de horas que estuvimos ahí metidos sin parar ni un momento. Fui a casa, comí rápidamente y me volví.
Podría estar bien que se hicieran turnos para que no fuera tan pesado.
Lo que se hace durante el día viene a ser muy sencillo; recibir a la persona (ante todo, educación), pedirle el DNI y buscar su nombre en la enorme lista que se te ha entregado posteriormente, anotar la información correspondiente en otros papeles, indicarle que ya puede votar y despedirse. Parece algo sencillo, pero una vez que ves que empieza a haber mucha gente haciendo cola es estresante. Eso lo digo sabiendo que mi pueblo es bastante pequeño, no quiero ni imaginarme la de personas que deben haber en las ciudades. Los que están en las mesas, son los últimos en votar. No pueden votar hasta las 20h que es la hora que se cierran puertas.
Lo peor de todo, fue la hora de anotar los resultados. Mi mesa, recibió un total de 410 participantes. Teniendo en cuenta de que la lista contaba con 660, hubo 250 personas que no asistieron al acto. Mientras dos abríamos los sobres de las elecciones generales (blancos), el vocal recitaba en voz alta los resultados, mientras, cuatro personas más los iban anotando.
Se me hizo largo, pero cuando llegaron los sobres del senado (sepia) no había forma de saber a qué hora iba a largarme de ahí. Cada vez veía la hora de partir más lejos. Fue mucho más complicado que las anteriores, puesto que algunos de estos llevaban elecciones de varios partidos a la vez. Un caos total. Pensé que iban a estallarme las neuronas, no podía más. Por suerte, los apoderados y los interventores de distintos grupos, nos ayudaron muchísimo con todo el proceso de los votos y pudimos dejarlo todo hecho en tres horas. Creo que sin ellos hubiéramos terminado pasadas las dos de la madrugada. Gracias desde aquí a todo aquél que ayudó.
Hasta pronto.
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